Instituto de la Patagonia: 53 años forjando el conocimiento de las ciencias naturales y humanas en la región más austral (La Prensa Austral)

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    Hoy, y tras dos años en que la pandemia pareciera dar tregua, los desafíos emergen para proyectar un recinto fortalecido en su infraestructura, docencia y vinculación con el medio para robustecer la investigación en un escenario de cambio climático y estrechar la interacción con la comunidad.

    Fundado un 2 de marzo de 1969 como el principal centro de estudios a nivel regional por el historiador magallánico y ex intendente regional, Mateo Martinic Beros, el Instituto de la Patagonia, consolida, este 2022, 53 años de trabajo científico y cultural en Magallanes, transformándose en uno de los epicentros de la investigación en el territorio Fuego-Patagonia, gracias a la generación de conocimiento de decenas de académicos/as e investigadores/as, funcionarios/as y estudiantes, que contribuyen al estudio del acontecer humano en el tiempo y las características de los ecosistemas naturales propios de esta zona austral.

    Tras ser incorporado a la Universidad de Magallanes (Umag) en 1985 y ver crecer, profesionalmente, a figuras en la investigación como Edmundo Pisano Valdés (botánico), Vicente Pérez D’Angello (entomólogo) y Lothar Blunck (ingeniero horticultor), el recinto comenzó a ampliar y fortalecer sus áreas, de las cuales se desprenden hoy diez secciones: Historia y Arqueología, Paleontología, Zoología, Entomología, Botánica, Hidrobiología, Ecología Funcional, Geociencias y Climatología, Centro Hortícola, Grupo de Estudios Ambientales y el Museo del Recuerdo.

    Flavia Morello Repetto, actual directora del recinto universitario, comenta que este proyecto, que comenzó a fines de la década de los ‘60 para impulsar la ciencia en la región, hoy impone nuevos desafíos, sobre todo porque después de dos años de pandemia y la agudización de la crisis climática, la demanda de conocimiento por esta región, sigue siendo muy grande y exige avanzar “en el potencial de una estructura organizacional más coherente con el funcionamiento del Instituto de la Patagonia”, recalca.

    En ese sentido, plantea que son dos las iniciativas que esperan concretar a partir de este año: “Queremos retomar el proyecto del Centro de Visitantes, que involucra a todo el Instituto de la Patagonia y generaría un cambio radical en lo que es su cara visible a través del Museo del Recuerdo y su interacción con todo el medio regional y las visitas y/o turistas nacionales e internacionales”, dice Morello.

    Según la investigadora, se trata de una iniciativa que cuenta con el apoyo del gobierno regional, pero requiere de una actualización. Esta idea surgió con la necesidad de brindar un espacio para realizar actividades culturales y educativas en el contexto del rol patrimonial que cumple el Instituto de la Patagonia dentro de la comunidad. El objetivo del futuro centro de visitantes es consolidar un polo de desarrollo en torno al patrimonio biocultural en un lugar emblemático de la ciudad de Punta Arenas.

    El otro proyecto es la postulación a un fondo de educación superior regional para impulsar avances en las áreas de Investigación, Docencia y Vinculación con el Medio que permitan fortalecer la actividad del Instituto de la Patagonia como un campus más de la Universidad de Magallanes. De esta forma, a juicio de la directora, “podríamos tener un apoyo fuerte en infraestructura y desarrollo de laboratorios y espacios que son urgentes para poder cumplir con la propuesta de la gran cantidad de proyectos de investigación que tenemos ya financiados y en ejecución”.

    Por otro lado, agrega: “Fortalecer ciertas carreras de pregrado, en específico, Arquitectura, que se aloja en el mismo Instituto y las Pedagogías en su relación con las distintas áreas de desarrollo y a su vez todo lo que es Postgrado”. Por último, señala que en Vinculación con el Medio, “es preciso dar pie a un Plan Maestro del campus completo”.

    Centro Hortícola

    En lo que refiere al Centro Hortícola, sostiene que lo principal es pensar en un cambio de estrategia. “Hace ya varios años que el académico Julio Yagello colabora con los programas Fosis de apoyo a la producción familiar para el autoconsumo y hay todo un trabajo de transferencia más estrategias para el fomento del bienestar social que son distintos a este foco de la sala de venta de verduras”, explica. A ello se suma, la idea de desarrollar también un área de restauración ecológica y de cultivo de plantas nativas, a modo de proyectar el lugar como un sitio de trabajo demostrativo en apoyo científico y tecnológico a la comunidad.

    Ante este nuevo aniversario la académica anuncia que este año se van a publicar los volúmenes 50 de los “Anales del Instituto de la Patagonia” y “Magallania”, respectivamente. “Un hito importante relacionado con una publicación muy emblemática y  relevante sobre la información científica del cono sur de América en todas las áreas y que ha mantenido un renombre nacional e internacional durante muchas décadas”, destaca Flavia Morello. Asimismo, indica que se programará la inauguración de dos obras ejecutadas en el Museo del Recuerdo y que se relacionan con el pintado de las casas patrimoniales y la instalación de luminaria en el recorrido turístico, ambas financiadas por el Servicio Nacional del Patrimonio por un monto ascendente a los $70 millones en los años 2020 y 2021.

    Investigación en el austro: mirada pasada y futura

    En estas más de cinco décadas de existencia, las aulas y laboratorios del Instituto de la Patagonia, han albergado las principales y más importantes colecciones biológicas del territorio y, en paralelo, han sido testigo de los miles de estudios que han encabezado sus investigadores/as desde la década de los 70’.

    La trayectoria de algunos/as, permite parpadear hacia el pasado y visualizar, entonces, el aporte que este centro ha entregado a Magallanes, mientras que la experiencia de quienes son más nuevos/as, proyectar y plantear los retos que se presentan en la actualidad, y que están asociados, principalmente, a un escenario de cambio climático global.

    Jorge Gibbons, especialista en zoología de vertebrados, comenta: “En los últimos 20 años hemos estado construyendo bases de datos en escalas grandes y viendo cómo es la región, lo que nos entrega, de cuando en cuando, novedades de animales que no debieran estar donde están o que no esperábamos que estuvieran, por ejemplo”.

    Agrega, así, que “en los últimos 5 ó 6 años lo que estamos viendo es que por lo menos en los mamíferos marinos, algo que parecía muy regular y estable, en realidad es hiper dinámico y está cambiando todo el rato con mucha rapidez. Incluso entre años y entre lugares, no entre grandes regiones. Por lo tanto, estamos en un escenario de mucho cambio”.

    Para Gibbons, esas bases de datos y el conocimiento generado a lo largo de los años, ha hecho que la región sea muy interesante para muchos investigadores en el sentido que la información acumulada ha sido crucial para mantener la llegada de científicos de manera continua y no “a saltos”, como define.

    De igual forma, y sobre todo en el último tiempo, dice que esto ha favorecido la interdisciplinariedad al interior del Instituto, “lo que permite que uno –subraya- pueda tomar esta información y potenciarla, acelerarla y/o escalarla en niveles que son muy impredecibles para cualquiera”.

    Para la investigadora Jimena Torres, dedicada a la arqueología costera de la zona, estudiar los contextos arqueológicos que contienen mucha información ambiental, le da un sentido al trabajo que lideran desde el Instituto de la Patagonia, asegura.

    “Nos permite hacer esa ventana cómo era la ecología de la región en el pasado, cómo se habitaba, cómo se interactuaba con ella, y de alguna manera también ver qué es lo que está pasando hoy, cómo estamos habitando en el paisaje costero y cómo se está trasformando hoy, si para bien o para mal, y en eso podemos aportar diciendo cómo se proyectan a futuro los cambios ambientales, sean naturales o antrópicos, por las salmoneras, la contaminación, etc.”, señala.

    Eduardo Faúndez, del área de Entomología, plantea, al igual que Gibbons, la importancia de las bases de datos y las colecciones biológicas alojadas en el Instituto. “En Entomología, en los años 80, hubo muchas expediciones y está todo ese valioso material ahí. Lo que debemos hacer es ir trabajando con lo que vaya llegando más lo que tenemos, es decir, existe una buena base para ver lo que había antes y qué es lo nuevo que va llegando”, concluye.

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