Nuevo estudio da cuenta de la recolección de algas por comunidades costeras en Chile desde hace 6.600 años

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    El conocimiento de la antigüedad de estas prácticas podría contribuir a la gestión moderna de recursos marinos, promoviendo la conservación y explotación responsable de las algas.

    El estudio “Marine invertebrates as proxies for early kelp use along the western coast of South America”, publicado en la revista Frontiers in Earth Sciencies, aborda la abundancia, distribución y tamaños de las algas en sitios arqueológicos de la costa de Taltal, con fechas entre 6.600 y 500 años antes del presente.

    La publicación estuvo liderada por Verónica Alcalde, estudiante del Núcleo Milenio UPWELL y Magíster en Antropología de la Universidad de Tarapacá, Carola Flores, directora alterna del Núcleo Milenio UPWELL, investigadora del Centro CEAZA y académica de la Escuela de Arqueología de la Universidad Austral de Chile y Bernardo Broitman, investigador del Núcleo Milenio UPWELL e Instituto Milenio SECOS. Entre las co-autoras también se encuentran las arqueólogas Javiera Guardia y Laura Olguín.

    El estudio se enfocó en la zona de Taltal, región de Antofagasta, y la metodología consistió en identificar abundancia, distribución y tamaños de las algas a partir del uso de moluscos como indicadores indirectos de éstas. Además, el equipo destaca que el trabajo es pionero en Chile y sigue iniciativas realizadas previamente en California y Europa.

    Con respecto a los principales resultados, Verónica Alcalde explica que “con este estudio pudimos identificar, en base a la presencia de moluscos-proxy, especies que mantienen una estrecha asociación con las algas, que estas fueron colectadas o transportadas a lo largo de toda la costa de la región de Taltal. La evidencia más temprana que poseemos data de aproximadamente 6.600 años antes del presente (cal. AP) y proviene del sitio Morro Colorado, aunque es probable que la recolección de algas sea aún más antigua. La ausencia de proxies en sitios con data más remota, puede deberse a factores funcionales y/o tafonómicos de los sitios arqueológicos de la zona. Por lo que es importante continuar investigando la región para poder identificar la época en que ‘comenzó´ la explotación de este recurso marino”.

    “En este contexto interpretamos cambios a través del tiempo en la abundancia de algas recolectadas por las sociedades pescadoras, asociando mayor cantidad de moluscos proxy a momentos con temperaturas del agua de más frías. De esta misma forma, la predominancia de algas se observa en sitios arqueológicos ubicados en costas expuesta a condiciones de surgencia más intensas (aguas más frías). En todo caso, si recordamos que la presencia humana en la costa de Chile tiene una antigüedad de por lo menos 14.0000 años, en trabajos futuros será importante comparar con períodos previos”, agrega Carola Flores.

    “Esta información aumenta nuestro conocimiento sobre la profunda conexión entre las comunidades costeras y los organismos marinos. Ofrece pistas sobre las capacidades tecnológicas, el saber ecológico y las formas de vida de las comunidades costeras. También ayuda a comprender la interacción de estas comunidades con su entorno, su organización social, proporcionando una visión valiosa para entender las dinámicas culturales y ambientales del pasado”, señala Verónica Alcalde.

    ¿Como se vincula la presencia de invertebrados con los bosques de algas?

    Algunos invertebrados marinos de tamaño pequeño encuentran refugio, hábitat y alimento en las algas, a lo largo de su vida o en épocas tempranas de su desarrollo. Estos forman parte de la gran biodiversidad asociada a los bosques de algas y fueron parte de los recursos utilizados por grupos humanos desde su llegada a América.

    “Los conchales están compuestos por decenas de especies de invertebrados marinos. Algunos de gran tamaño y otros pequeños. Estos últimos son considerados como recolectados para fines diferentes al consumo, pero no son explorados en mayor profundidad. Dentro de los pequeños invertebrados, hay algunos que viven sobre otros organismos como la Scurria scurria (sombrerito chino) y los caracoles Diloma nigérrima, Tegula atra y Tegula tridentata, que viven asociadas a distintas especies de algas. Esto nos permite identificar la presencia indirecta de algas, cuando estas últimas no se conservan en los sitios arqueológicos”, explica la directora alterna del Núcleo Milenio UPWELL.

    Conocer el pasado para abordar el presente

    Los estudios arqueológicos dan cuenta de las prácticas humanas en el pasado, sus cambios a través del tiempo y cómo éstas permiten entender nuestras prácticas en el presente. Ambas investigadoras destacan que el uso y recolección de algas en la costa de Chile, es parte de un largo proceso de miles de años de interacción humano-ambiente y que rescatar estas prácticas podría contribuir en un aprovechamiento integral, sostenible y responsable del recurso.

    “Conocer la presencia y uso histórico de las algas es relevante ya que proporciona perspectiva sobre cómo las antiguas sociedades costeras interactuaban con los ecosistemas acuáticos. Esto puede revelar prácticas sostenibles de recolección, alimentación, desarrollo de tecnologías y da cuenta del aprovechamiento integral de los recursos costeros, promoviendo la conservación y explotación responsable de las algas”, señala Verónica Alcalde.

    “Es crucial para entender las dinámicas socio-ecológicas que vemos en el presente. Lo que vemos hoy es resultado de miles de años de interacción humano-ambiente. Trabajos recientes en sitios arqueológicos de la costa de Iquique, al norte de Taltal, nos permitirá continuar con el estudio del uso de algas, pero ahora con evidencia directa de éstas. Esto será una gran oportunidad para enriquecer el conocimiento sobre el diverso uso humano de este importante recurso natural en el aspecto económico, social e incluso ritual”, concluye Carola Flores.