Registro fósil marino podría guiar manejo pesquero y restauración ecológica de locos, lapas y almejas

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    Los fósiles marinos pueden ser “máquinas del tiempo” para conocer cómo eran los ecosistemas hace cientos, miles, o millones de años atrás; información que podría ser empleada para asegurar la sustentabilidad de largo plazo de los recursos marinos. 

    Los vastos océanos, sus diversas especies y la trascendencia que tienen para el planeta han sido, desde décadas, de especial interés para la comunidad científica. Pero algunas nuevas disciplinas, como la paleobiología de la conservación, indagan en el pasado del mar para desentrañar cómo las acciones de los seres humanos han provocado cambios a lo largo de la historia, buscando también, comprender y prever las modificaciones que se observarán a causa del cambio climático.

    Precisamente, el estudio “Profundos impactos antropogénicos en la diversidad marina béntica del ecosistema marino de la corriente de Humboldt: conocimientos a partir de una línea de base fósil Cuaternaria”, buscó desentrañar cómo los factores de estrés antropogénicos actuales (aquello que procede del ser humano y que tiene efectos en la naturaleza), en particular la sobrepesca, representan una amenaza importante para la biodiversidad marina.

    Impacto histórico de actividades humanas

    La investigación fue desarrollada por el investigador del Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas, CEAZA, y del Núcleo Milenio UPWELL Dr. Marcelo Rivadeneira junto al Profesor  de la Universidad Austral de ChileDr. Sven Nielsen, en atención a la escala de tiempo limitada de las evaluaciones modernas en el ecosistema marino de la Corriente de Humboldt, y que pueden subestimar la magnitud de las alteraciones humanas en la biodiversidad marina de una de las áreas más productivas del océano global.

    Al respecto, el Dr. Rivadeneira explica que, para poder estimar de manera cierta y robusta el efecto que tienen las actividades humanas sobre los ecosistemas marinos, primero es necesario conocer cómo eran, previamente, dichos ecosistemas. “En la mayoría de los casos, las actividades humanas han comenzado a ejercer su impacto sobre los ecosistemas marinos hace muchas décadas atrás. Sin embargo, se carece de información de cómo era el ecosistema marino antes de que comenzaran dichas actividades”.

    Asimismo, el científico comenta que el estudio utilizó el rico registro fósil Cuaternario presente a lo largo de la corriente de Humboldt, que abarca los últimos 500 mil años, para construir una línea de base para evaluar el impacto de las actividades humanas en la diversidad de moluscos. Según comenta el investigador, en múltiples localidades del sur del Perú y norte de Chile existen depósitos de fósiles marinos en los sedimentos del borde costero, que incluyen desde pequeños microfósiles hasta mamíferos marinos, que pueden tener hasta varios millones de años de antigüedad. “Los depósitos se han formado, principalmente, producto de cambios en el nivel del mar y del alzamiento del continente como consecuencia de la tectónica de placas”, añade.

    Sobrepesca y contaminación

    Los resultados de la investigación sugieren que las actividades antropogénicas contemporáneas interrumpieron la estabilidad a largo plazo en la composición de especies. “Nuestros resultados muestran que, si solo comparamos el registro fósil antes del inicio de las actividades humanas modernas, no se observan mayores cambios en el tiempo en la diversidad de moluscos marinos. Por aproximadamente medio millón de años, el ecosistema marino permaneció estable o resiliente. Dicha estabilidad parece haberse roto producto de las actividades humanas modernas, particularmente la sobrepesca”, detalla el Dr. Rivadeneira.

    Asimismo, el científico de CEAZA y Núcleo Milenio UPWELL agrega otros factores antropogénicos relevantes en ciertas zonas de la costa: la contaminación de zonas costeras (tanto por residuos domésticos, metales pesados o hidrocarburos) y la destrucción de hábitats costeros debido a la extracción de especies ingenieras ecosistémicas, como los huiros.

    “El estudio identificó a la actividad de pesca como un factor primordial del cambio en la diversidad de las comunidades marinas”, menciona el Dr. Rivadeneira, agregando también que, “efectivamente, existen otros posibles efectos, como alteraciones climáticas, contaminación, destrucción de hábitats y especies invasoras que también podrían estar afectando a la biodiversidad marina actual, y necesitamos seguir analizando la información para poder cuantificar estos efectos adicionales”.

    Fósiles: máquinas del tiempo para comprender el presente

    De esta forma, el estudio sienta las bases para un enfoque de paleobiología de la conservación para comprender, de manera sólida, los impactos de los factores de estrés antropogénicos en la corriente de Humboldt. Al respecto, el Dr. Rivadeneira precisa que la paleobiología de la conservación es una subdisciplina muy joven de la paleontología, que solo tiene un par de décadas, y que busca darle utilidad a la información paleontológica, arqueológica, histórica y geológica para poder comprender de mejor manera los cambios actuales de la biósfera.

    “Particularmente, en el contexto de la crisis de biodiversidad actual, una perspectiva de investigación en la paleobiología de la conservación puede dar luces respecto de los efectos de la pesca sobre los stocks pesqueros, y al mismo tiempo, guiar medidas de manejo pesquero y restauración ecológica”, sostiene el investigador.

    Igualmente, agrega que en este primer análisis se enfocó en el conjunto de especies, no en especies particulares. “Sin embargo, podemos referirnos a que nuestros resultados tienen fuertes implicaciones para especies explotadas, incluyendo el loco (Concholepas concholepas), lapas (Fissurella spp.) y varias especies de almejas, por ejemplo, Leukoma thaca y Ameghinomya antiqua”.

    El Dr. Rivadeneira subraya finalmente que la efectividad de las medidas de conservación y manejo de la biodiversidad actual dependen de la capacidad que tengamos de generar buena información de base. “El estudio provee de una “línea base” que permitiría avanzar hacia el desarrollo de metas de restauración ecológica y de un manejo sustentable de nuestro océano. Por ejemplo, uno esperaría que la diversidad de organismos marinos en zonas marinas protegidas se parezca más a lo que encontramos en el registro fósil que en la actualidad”, explica.

    “Los fósiles actúan como una especie de ‘máquina del tiempo’ que nos permite dar una mirada muy completa a cómo eran los ecosistemas hace cientos, miles, o millones de años atrás”, destaca el científico, agregando que esta información, “sin duda alguna, podría ser empleada por tomadores de decisión para asegurar la sustentabilidad de largo plazo de los recursos marinos”.